miércoles, 12 de octubre de 2011

Café, su historia en mi historia.


Recuerdo desde mi infancia cuando mi madre recorriendo la ciudad decidía parar en algún lugarcito para tomar un café, la veía saborear la infusión y me invadía la curiosidad  por sentir el sabor, ya que su aroma siempre fue el perfume de mi casa. En la casa de mi abuela en Pedro Juan hasta el sol de hoy existe una cafetera al lado de la mesa del comedor cargada de la negra infusión, siempre llena.
Allá por el año 2001 en la ciudad de Bogotá - Colombia estando de visita en la casa de mi amiga Nora Moreno, en un almuerzo familiar su mamá me ofrece un "tintico" sin saber lo que era le dije que aceptaba, en primer momento pensé que me ofrecía una copa de vino, cuando de pronto una taza casi llena, humeaba la bebida tradicional de ese país, los 2600 metros de altura, la temperatura de la ciudad y su neblina perenne le dieron un toque especial a mi bebida.
En la ciudad de Camagüey - Cuba, mi amigo Andrés Antom exclamaba "Néctar de los dioses" cuando tomaba un café.
En Cuba, me atrevo a decir que en todas las casas existe un pequeño termo en algún lugar de la cocina donde almacenan la bebida caliente. Recuerdo que todas las mañanas en la casa de Caridad (Cari) entraba y salía mucha gente, un visitante infaltable era el hermano menor que automáticamente después de cruzar la puerta abría el termo y en la misma tapa se servía un sorbo, haciendo una mueca como si hubiese tomado el mas fuerte ron.
Una vez caminando por la calle República de Camagüey una linda cubana me entrega un tríptico anunciando una cafetería, en la primera hoja contaba la famosa leyenda sobre descubrimiento del café:


...Una leyenda muy comentada y difundida sobre el origen del café es la de un pastor de Abisinia (actual Etiopía), llamado Kaldi, observó el efecto tonificante de unos pequeños frutos rojos de arbusto en las cabras que lo habían consumido en los montes, efecto comprobado por él mismo al renovarse sus energías.
Kaldi llevó unas muestras de hojas y de frutos a un monasterio, donde los monjes por curiosidad las pusieron a cocinar. Al probar la bebida la encontraron de tan mal sabor, que arrojaron a la hoguera lo que quedaba en el recipiente. Los granos a medida que se quemaban, despedían un agradable aroma. Fue así como a uno de los monjes se le ocurrió la idea de preparar la bebida a base de granos tostados...

En la otra hoja contaba los beneficios del café, eran como 50. En la ultima anunciaba los precios a 50% de descuento en un "Happy Hour" en el Café "Mamá Inés" de la Galería Colonial, donde decidí conocer un viernes que andaba guitarra en mano recorriendo la ciudad.
Al entrar nos atiende una mujer joven y bonita, vestida de camarera, nos dice "faltan quince minutos para el happy hour", luego desaparece. Pasado los quince minutos vuelve a aparecer en escena vestida de "Negra Mamá Inés" sonriente ofreciendo servicios. 
Minutos de ordenar comienzan a entrar gentes con vestimenta bohemia, varios con guitarra en hombro, se llena el local, se enciende las luces del escenario y aparece Manolo dando la bienvenida, mientras un trío de música cubana con guitarra, maraca y tres cantaban "ay mama inés!, ay mama inés!.."
De pronto aparece el trovador (y gran amigo) Rudyard Gonzalez cantando canciones de Silvio y algunas propias, luego suben escritores, poetas, al final termine cantando una guarania, música nueva para los presentes.  Creo que fue uno de los "hour" mas "happy" que he pasado. Desde ese viernes, siguiendo al café, encontré uno de los caminos de mi vida. 
En este momento saboreo una caliente taza mientras escribo esta entrada en el Blog.


año 2004 Camagüey - Cuba